Dios es nuestro amparo y fortaleza
9/2/2015
Salmos 46:1-11
Este salmo exhorta a esperar y confiar en Dios, su poder y providencia, y en la gracia de su presencia en su Iglesia en los peores momentos. Podemos aplicar esto a los enemigos espirituales, y tenemos el estímulo que seremos vencedores por medio de Cristo. Él es auxilio, el auxilio siempre presente, el auxilio pronto, alguien que se caracteriza por ser así: auxilio oportuno, amparo que siempre está cerca; no podemos desear algo mejor, ni hallaremos algo semejante en criatura alguna. Que las aguas turbulentas confundan a quienes edifican su confianza sobre un fundamento flotante; pero, no se alarmen los que son guiados a la Roca y en ella encuentran base firme. Aquí hay gozo para la Iglesia aun en los tiempos penosos. El río alude a las gracias y consolaciones del Espíritu Santo que fluyen por todas las partes de la Iglesia, y alegra el corazón de cada creyente por medio de las sagradas ordenanzas de Dios. Se promete que la Iglesia no será conmovida. Si Dios está en nuestros corazones, por su palabra que habita ricamente en nosotros, seremos establecidos, seremos ayudados; confiemos, y no tengamos miedo. Mirad bien
9/1/2015
Hebreos 12:14-17
Una carga aflictiva puede hacer que se caigan las manos del cristiano y que sus rodillas se debiliten, en desesperación y desaliento; pero debe luchar contra esto para correr mejor su carrera. La fe y la paciencia capacitan a los creyentes para seguir la paz y la santidad como un hombre que sigue su vocación constante, diligentemente y con placer. La paz con los hombres, de todas las sectas y partidos, será favorable para nuestra búsqueda de la santidad. Pero la paz y la santidad van juntas, no puede haber paz justa sin santidad. Donde las personas no logran tener la gracia verdadera de Dios, prevalecerá e irrumpirá la corrupción; tened cuidado, no sea que alguna concupiscencia del corazón sin mortificar, que parezca muerta, brote para perturbar y trastornar a todo el cuerpo. Descarriarse de Cristo es el fruto de preferir los placeres de la carne a la bendición de Dios, y a la herencia celestial, como hizo Esaú. Pero los pecadores no siempre tendrán pensamientos tan viles de la bendición y la herencia divina como los tienen ahora. Concuerda con la disposición profana del hombre desear la bendición, pero despreciar los medios por los cuales debe obtenerse la bendición, porque Dios nunca separa la bendición del medio, ni une la bendición con la satisfacción de la lujuria del hombre. La misericordia de Dios y su bendición nunca se buscan con cuidado sin obtenerse. |
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |