Hebreos 9:11-14
Todas las cosas buenas pasadas, presentes y futuras estuvieron y están fundamentadas en el oficio sacerdotal de Cristo y de ahí nos vienen. Nuestro Sumo Sacerdote entró al cielo de una sola vez por todas y obtuvo la eterna redención. El Espíritu Santo significó y mostró después que los sacrificios del Antiguo Testamento sólo liberaban al hombre externo de la inmundicia ceremonial, y los equipaba para algunos privilegios externos. ¿Qué dio tal poder a la sangre de Cristo? Fue que Cristo se ofrendó a sí mismo sin ninguna mancha pecaminosa en su naturaleza o vida. Esto limpia la conciencia más culpable de las obras muertas o mortales para servir al Dios vivo; de las obras pecadoras, como las que contaminan el alma, como los cuerpos muertos contaminaban a las personas de los judíos que los tocaban; en cambio, la gracia que sella el perdón crea de nuevo al alma contaminada. Nada destruye más la fe del evangelio que debilitar por cualquier medio el poder directo de la sangre de Cristo. No podemos penetrar en la profundidad del misterio del sacrificio de Cristo, no podemos aprehender su altura. No podemos indagar en su grandeza ni la sabiduría, el amor, y la gracia que hay en Él. Pero al considerar el sacrificio de Cristo, la fe encuentra vida, alimento y renovación. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Archives
March 2023
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