AMOR EN GRATITUD
1/5/2025
Jesús en el hogar de Simón el fariseo
36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. 39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. 40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; más esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 45 No me diste beso; más esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46 No ungiste mi cabeza con aceite; más esta ha ungido con perfume mis pies. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama. 48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este, que también perdona pecados? 50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz. Nadie puede percibir verdaderamente lo precioso que es Cristo, y la gloria del evangelio, excepto los que tienen el corazón roto. Pero mientras sienten que no pueden expresar suficientemente su aborrecimiento por el pecado, y su admiración por su misericordia, los autosuficientes se sentirán disgustados, porque el evangelio alienta a tales pecadores arrepentidos. El fariseo, en lugar de alegrarse por las muestras de arrepentimiento de la mujer, limitó sus pensamientos a su anterior mal carácter. Pero sin el perdón gratuito ninguno de nosotros puede escapar de la ira venidera; esto lo ha comprado nuestro bondadoso Salvador con su sangre, para otorgarlo libremente a todo el que crea en él. Cristo, mediante una parábola, obligó a Simón a reconocer que cuanto más pecadora había sido esta mujer, mayor amor debía mostrarle cuando sus pecados fueran perdonados. Aprende aquí que el pecado es una deuda; y todos son pecadores, son deudores de Dios Todopoderoso. Algunos pecadores son deudores más grandes; pero sea nuestra deuda mayor o menor, es más de lo que podemos pagar. Dios está dispuesto a perdonar; y habiendo comprado su Hijo el perdón para los que creen en él, su evangelio se lo promete, y su Espíritu lo sella a los pecadores arrepentidos, y les da el consuelo. Mantengámonos alejados del espíritu orgulloso del fariseo, dependiendo y regocijándonos simplemente en Cristo, y así estaremos preparados para obedecerle con más celo, y recomendarlo con más fuerza a todos los que nos rodean. Cuanto más expresemos nuestro dolor por el pecado y nuestro amor a Cristo, más clara será la evidencia del perdón de nuestros pecados. ¡Qué maravilloso cambio hace la gracia en el corazón y la vida del pecador, así como en su estado ante Dios, por la remisión completa de todos sus pecados mediante la fe en el Señor Jesús.
0 Comments
Leave a Reply. |
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |