Y me buscaréis y me hallaréis
1/13/2016
Jeremias 29:8-14
Que los hombres se cuiden cuando invocan a estos profetas que eligen conforme a sus propias fantasías, y consideran que sus imaginaciones y sueños son revelaciones de Dios. Los falsos profetas halagan a la gente en sus pecados, porque a ellos le gusta que los halaguen; y hablan con suavidad a sus profetas para que sus profetas les hablen suavemente. Dios promete que ellos regresarán cumplidos setenta años. Por esto parece que los setenta años de cautiverio no tienen que ser contados desde el último cautiverio, sino desde el primero. Será lo que la buena palabra de Dios haga pasar. Esto formará propósitos de Dios. A menudo no conocemos nuestra mente, pero el Señor nunca está en la incertidumbre. A veces estamos preparados para temer que todos los designios de Dios estén contra nosotros, pero como pueblo suyo, hasta lo que parece malo, es para bien. Les dará, no las expectativas de sus temores ni las expectativas de sus fantasías, sino las expectativas de su fe; cuyo fin, ha prometido, será lo mejor para ellos. Cuando el Señor derrama un espíritu especial de oración, es buena señal de que está viniendo a nosotros con misericordia. Se dan promesas de vivificar y estimular la oración. Proverbios 5:15-21
El matrimonio legal es un medio que Dios ha designado para resguardar de estos vicios destructores. Pero no estamos adecuadamente unidos si no atendemos a la palabra de Dios, buscando su dirección y bendición, y actuando con afecto. Acordaos siempre que aunque los pecados secretos puedan escapar de los ojos de nuestros congéneres, no obstante los caminos del hombre están ante los ojos del Señor que no solamente los ve, sino pondera todas sus andanzas. Los que son tan necios que escogen el camino del pecado, son justamente dejados por Dios a sí mismos para que sigan adelante por el camino que lleva a la destrucción. Llamamiento a una vida santa
1/6/2016
1 Pedro1:13-16
Como el viajero, el atleta, el guerrero y el trabajador, recogen sus vestiduras largas y sueltas, para estar preparados para sus actividades, así hagan los cristianos con sus mentes y afectos. Sed sobrios, velad contra todos los peligros y enemigos espirituales y sed templados en toda conducta. Sed sobrios en la opinión y en la conducta y humildes en vuestros juicios sobre vosotros mismos. Una confianza firme y perfecta en la gracia de Dios armoniza con los mejores esfuerzos en nuestro deber. La santidad es el deseo y el deber de todo cristiano. Debe estar en todos los asuntos, en cada condición, y para toda la gente. Debemos velar y orar especialmente en contra de los pecados a que nos inclinamos. La palabra escrita de Dios es la regla más segura de la vida del cristiano y por esta regla se nos manda ser santos en todo. Dios hace santos a quienes salva. ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?!
1/5/2016
Isaias 29:9-16
La Biblia es un libro sellado para todo hombre, culto o inculto, hasta que empieza a estudiarla con un corazón sencillo y un espíritu que pueda ser enseñado, que de ella puede aprender la verdad y la voluntad de Dios. Adorar a Dios es acercarse a Él. Si el corazón está lleno de su amor y su temor, de su abundancia hablará la boca, pero hay muchos cuya religión es sólo de los labios hacia afuera. Cuando pretenden hablarle a Dios están pensando en mil cosas necias. Adoran al Dios de Israel conforme a sus propias ideas. Las multitudes son sólo formales al adorar. La religión de ellos es sólo para cumplir con la costumbre y servir sus propios intereses. Pero el deambular de la mente y los defectos de la devoción, que son la carga del creyente, son muy diferentes del retiro del corazón de Dios, tan severamente culpado. Se engañan los que hacen de la religión nada más que una pretensión para servir un turno. Los que pelean con Dios como los que piensan que se ocultan de Él, efectivamente lo acusan de necedad, pero toda su conducta perversa será eliminada por completo. El gran mandamiento
1/4/2016
Mateo 22:34-40
Un intérprete de la ley preguntó algo a nuestro Señor para probar no tanto su conocimiento como su juicio. El amor de Dios es el primer y gran mandamiento, y el resumen de todos los mandamientos de la primera tabla. Nuestro amor por Dios debe ser sincero, no sólo de palabra y lengua. Todo nuestro amor es poco para dárselo, por tanto todos los poderes del alma deben comprometerse con Él y ejecutados para Él. Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es el segundo gran mandamiento. Hay un amor propio que es corrompido y raíz de los pecados más grandes y debe ser dejado y mortificado; pero hay un amor propio que es la regla del deber más grande: hemos de tener el debido interés por el bienestar de nuestra alma y nuestro cuerpo. Debemos amar a nuestro prójimo tan verdadera y sinceramente como nos amamos a nosotros mismos; en muchos casos debemos negarnos a nosotros por el bien del prójimo. Por estos dos mandamientos moldeen, nuestro corazón. |
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |