Deléitate en El
11/19/2014
Salmos 37:1-6
Cuando miramos alrededor vemos el mundo lleno de malhechores que florecen y viven con comodidad. Así se ha visto de antaño, por lo cual no debemos maravillarnos. Por esto somos tentados a angustiarnos, a pensar que es la única gente feliz, y tendemos a hacer como ellos; sin embargo, se nos advierte en contra. La prosperidad exterior se desvanece. Si miramos adelante, con el ojo de la fe, no veremos razón para envidiar al impío. Su lloro y lamento serán eternos. La vida religiosa es confianza proveniente de la fe en el Señor y el cuidado diligente de servirle conforme a su voluntad. No es confiar en Dios, sino tentarlo, no tomar conciencia de nuestro deber para con Él. La vida del hombre no consiste en su abundancia, sino en tener el alimento suficiente para ti. Esto es más de lo que merecemos y basta para el que va al cielo. Deleitarse en Dios es tanto un privilegio como un deber. Él no ha prometido complacer los apetitos del cuerpo y los humores de la fantasía, sino los deseos del alma renovada y santificada. ¿Cuál es el deseo del corazón de un hombre bueno? Es conocer y amar y servir a Dios. Encomienda a Jehová tu camino; entrega tu camino al Señor, se puede leer. Echa tu carga sobre el Señor, la carga de tu preocupación. Debemos descargarnos nosotros mismos, no afligirnos ni quedarnos perplejos con pensamientos sobre cosas futuras, sino referirlos a Dios. Presenta en oración tu caso y todas tus preocupaciones ante el Señor y confía en Él. Debemos cumplir nuestro deber y, luego, dejarlo a Dios. La promesa es muy dulce: Él hará que ocurra lo que le encomendaste, sea lo que sea.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |