EL LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO
5/20/2024
Mateo 3:1-6 Predicación de Juan el Bautista 1En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3 Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas. 4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. El cambio de la mente produce un cambio del camino. Ese es el arrepentimiento evangélico, que fluye de la visión de Cristo, del sentido de su amor, y de las esperanzas de perdón y de la gracia por medio de él. Es un gran estímulo para que nos arrepintamos; arrepiéntete, porque tus pecados serán perdonados cuando te arrepientas. Vuelve a Dios por el camino del deber, y él, por medio de Cristo, volverá a ti por el camino de la misericordia. Sigue siendo tan necesario arrepentirse y humillarse, para preparar el camino del Señor, como lo fue entonces. Hay mucho que hacer para abrirle el camino a Cristo en un alma, y nada es más necesario que el descubrimiento del pecado y la convicción de que no podemos ser salvados por nuestra propia justicia. El camino del pecado y de Satanás es un camino torcido; pero para preparar un camino para Cristo, las sendas deben ser enderezadas, Hebreos 12:13. Aquellos cuyo negocio es llamar a otros a llorar por el pecado, y a mortificarlo, deben vivir ellos mismos una vida seria, una vida de abnegación y desprecio del mundo. Al dar este ejemplo a los demás, Juan dio paso a Cristo. Muchos acudieron al bautismo de Juan, pero pocos mantuvieron la profesión que hicieron. Puede haber muchos oyentes de avanzada, donde hay pocos verdaderos creyentes. La curiosidad y el amor por la novedad y la variedad pueden hacer que muchos asistan a una buena predicación y se vean afectados por un tiempo, pero nunca se someten al poder de la misma. Los que recibieron la doctrina de Juan, dieron testimonio de su arrepentimiento confesando sus pecados. Sólo están dispuestos a recibir a Jesucristo como su justicia, quienes son llevados con dolor y vergüenza a reconocer su culpa. Los beneficios del reino de los cielos, ya cercanos, les fueron sellados por el bautismo. Juan los lavó con agua, en señal de que Dios los limpiaría de todas sus iniquidades, dando así a entender que por naturaleza y práctica todos estaban contaminados y no podían ser admitidos en el pueblo de Dios, a menos que fueran lavados de sus pecados en la fuente que Cristo iba a abrir. Comments are closed.
|
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |