entrega
10/26/2017
Mateo 19:16-22
Cristo sabía que la codicia era el pecado que más fácilmente incomodaba a este joven; aunque había obtenido honestamente lo que poseía, no podía, sin embargo, separarse de ello con alegría, y así demostraba su falta de sinceridad. Las promesas de Cristo facilitan sus preceptos y hacen que su yugo sea ligero y muy consolador; pero esta promesa fue tanto un juicio de la fe del joven, como el precepto lo fue de su caridad y desprecio del mundo. Se nos requiere seguir a Cristo atendiendo debidamente sus ordenanzas, siguiendo estrictamente su patrón y sometiéndonos alegremente a sus disposiciones; y esto por amor a Él y por depender de Él. Vender todo y darlo a los pobres no servirá si no vamos a seguir a Cristo. El evangelio es el único remedio para los pecadores perdidos. Muchos de los que se abstienen de vicios groseros son los que no atienden su obligación para con Dios. Miles de casos de desobediencia de pensamiento, palabra y obra se registran contra ellos en el libro de Dios. Así, pues, son muchos los que abandonan a Cristo por amar a este mundo presente: ellos se sienten convictos y deseosos, pero se alejan tristes, quizá temblando. Nos conviene probarnos en estos asuntos porque el Señor nos juzgará. Comments are closed.
|
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Archives
September 2023
Categories |