FIRME, FUNDADO, FE
5/29/2024
Colosenses 1:21-23 21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Cristo, en su naturaleza humana, es el descubrimiento visible del Dios invisible, y quien lo ha visto, ha visto al Padre. Adoremos estos misterios con humilde fe, y contemplemos la gloria del Señor en Cristo Jesús. Él nació o fue engendrado antes de toda la creación, antes de que fuera hecha cualquier criatura; que es la forma escritural de representar la eternidad, y por la que se nos representa la eternidad de Dios. Todas las cosas, siendo creadas por Él, fueron creadas para Él; siendo hechas por su poder, fueron hechas según su voluntad, y para su alabanza y gloria. No sólo las creó todas al principio, sino que es por la palabra de su poder que se mantienen. Cristo, como mediador, es la cabeza del cuerpo, la iglesia; toda la gracia y la fuerza provienen de él, y la iglesia es su cuerpo. Toda la plenitud habita en él; una plenitud de mérito y de justicia, de fuerza y de gracia para nosotros. Dios mostró su justicia al exigir la plena satisfacción. Este modo de redimir a la humanidad mediante la muerte de Cristo era el más adecuado. Aquí se presenta a nuestra vista el método de ser reconciliados. Y que, a pesar del odio al pecado por parte de Dios, le agradó reconciliar al hombre caído consigo mismo. Si estamos convencidos de que éramos enemigos en nuestras mentes por las malas obras, y que ahora estamos reconciliados con Dios por el sacrificio y la muerte de Cristo en nuestra naturaleza, no intentaremos explicar, ni pensaremos en comprender plenamente estos misterios; sino que veremos la gloria de este plan de redención, y nos regocijaremos en la esperanza que se nos presenta. Si esto es así, que el amor de Dios es tan grande para nosotros, ¿qué haremos ahora por Dios? Sed frecuentes en la oración, y abundad en los deberes santos; y no viváis más para vosotros mismos, sino para Cristo. Cristo murió por nosotros. Pero, ¿por qué? ¿Para que sigamos viviendo en el pecado? No, sino para que muramos al pecado y vivamos en adelante no para nosotros mismos, sino para Él. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |