La lengua
12/15/2015
Santiago 3:1-10
Se nos enseña a temer una lengua desenfrenada, como uno de los males más grandes. Los asuntos de la humanidad son arrojados a la confusión por la lengua de los hombres. Cada edad del mundo, y cada condición de vida, privada o pública, da ejemplos de esto. El infierno tiene que ver con el fomento del fuego de la lengua más de lo que piensan generalmente los hombres; cada vez que la lengua de los hombres son empleadas de manera pecaminosa, están encendidas con fuego del infierno. Nadie puede domar la lengua sin la asistencia y la gracia de Dios. La lengua del hombre se refuta a sí misma, porque en un momento pretende adorar las perfecciones de Dios y referir a Él todas las cosas, y en otro momento, condena aun a los hombres buenos si no usan las mismas palabras y expresiones. La religión verdadera no admite contradicciones: ¡cuántos pecados se evitarían si los hombres fueran siempre coherentes! El lenguaje piadoso y edificante es el producto genuino de un corazón santificado; y nadie que entienda el cristianismo espera oír maldiciones, mentiras, jactancias e improperios de la boca del creyente más de lo que espera que un árbol produzca el fruto de otro. Pero los hechos prueban que son más los profesantes que logran frenar sus sentidos y apetitos que refrenar debidamente sus lenguas. Entonces, dependiendo de la gracia divina, cuidémonos de bendecir y no maldecir; y apuntemos a ser coherentes en nuestras palabras y acciones. Comments are closed.
|
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |