Principio y Fin
2/24/2014
Principio y Fin
Colosenses1:11-20 El Apóstol, con tres breves frases, indica en qué se ha mostrado la bondad paternal y redentora de Dios hacia nosotros. él nos capacitó para participar de la herencia del pueblo santo en la luz. «Luz» es el dominio de Dios, que solemos llamar «cielo». Allí espera a los santos, es decir a los fieles, una herencia -el tesoro de esperanza de que Dios les ha preparado. Ha sido roto por Dios el anatema de muerte que determina toda la existencia terrenal; en el bautismo, Dios capacita al fiel para pasar del dominio de la muerte al de la vida (Joh_5:24), de las tinieblas de la muerte a la luz divina, a la gloria de Dios. San Pablo prosigue: «él nos libertó del poder de las tinieblas». El Apóstol piensa de nuevo en el bautismo, en el que ve un acto liberador de Dios. «El poder de las tinieblas» es el poderío satánico, en cuyo horizonte aguarda la muerte con impaciencia. En la tercera frase una vez más dice san Pablo positivamente: «Nos trasladó al reino del Hijo de su amor». También lo repite en vista del bautismo. San Pablo proclama con la primitiva Iglesia que Dios ha resucitado a Jesucristo de entre los muertos y le ha hecho sentar a su diestra en el cielo27. Pero también nos ha resucitado en el bautismo y ya desde ahora nos hace sentar sobre los cielos en Cristo (Eph_2:6), de tal forma que «compartimos la ciudadanía de los santos (de los que moran en el cielo) y somos de la familia de Dios» (Eph_2:19). Estas expresiones no son modismos piadosos y poéticos del Apóstol, sino frases tomadas en serio, que revelan el misterio de la existencia cristiana. Esta zona de dominio, de actividad y de amor de los que han sido ensalzados, es para san Pablo «el reino del Hijo de su amor (del Padre)», al cual Dios nos ha trasladado ya desde nuestro bautismo. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |