ORANDO EN EL EPIRITU
4/2/2013
ORANDO EN EL ESPIRITU
Leer Efesios 6:10-21 En la vida cristiana batallamos en contra de fuerzas malignas poderosas, encabezadas por Satanás, un luchador vicioso. Para contrarrestar sus ataques, debemos depender de la fortaleza de Dios y usar cada pieza de la armadura. Pablo no solo da este consejo a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, sino también a cada individuo dentro de ella. Todo el cuerpo necesita armarse. Cuando usted lucha contra los "gobernadores de las tinieblas", hágalo en la fortaleza de la Iglesia, cuyo poder viene del Espíritu Santo. Estos gobernantes malignos, seres satánicos y príncipes de las tinieblas, no son personas sino ángeles caídos a los que Satanás controla. . Enfrentamos un ejército poderoso que tiene por meta destruir la Iglesia de Cristo. Cuando creemos en Cristo y nos unimos a su Iglesia, estos seres vienen a ser nuestros enemigos y emplean todo tipo de ardides para apartarnos de Cristo y hacernos pecar otra vez. Aunque estamos seguros de la victoria, debemos batallar hasta que Cristo venga, porque Satanás lucha constantemente en contra de todos los que están del lado del Señor. Requerimos de poder sobrenatural para vencer a Satanás y Dios nos lo puede dar a través del Espíritu Santo que está en nosotros y su armadura que nos rodea. Si se siente desanimado, recuerde las palabras de Jesús a Pedro: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Una de las maneras es mediante oraciones breves, una respuesta habitual para cada situación que enfrente cotidianamente El propósito de nuestra adoración
4/1/2013
Leer | ROMANOS 1.21—2.4
Dios nos creó para adorarlo a Él. Puesto que fuimos hechos con este propósito, adoraremos algo, incluso si decidimos adorar algo que no sea el Creador. Podemos llegar a dedicar nuestras vidas al dinero, la fama, la popularidad, la inmoralidad, o a alguna otra cosa que pueda convertirse en un dios falso. Pero no importa cuántas cosas terrenales intentemos adorar, ninguna de ellas nos podrá satisfacer como el Dios vivo. En Romanos 1, el apóstol Pablo ilustra este punto en términos de un pecado particular: la perversión sexual. Usted puede pensar que no está pecando si esta iniquidad no forma parte de su vida, pero cualquier indulgencia pecaminosa -ya sea con acciones o actitudes- que tenga prioridad sobre la adoración al Señor, es mala y destructiva. A menos que dejemos que el Señor Jesús nos salve de nuestra naturaleza egoísta, seguiremos descendiendo y cayendo en la depravación. Al actuar como si Dios no existiera, excluyéndolo de nuestra vida, perdemos de vista el propósito de nuestra existencia. Al pasar por alto el hecho de que Él quiere relacionarse de manera personal con nosotros, estamos rechazando el regalo de su gracia y deshonrándolo. Sin Él, nuestra manera de pensar se vuelve cada vez más vana, llevándonos a elegir sustitutos falsos al tratar de llenar el vacío que solo Dios puede llenar. Negar a Cristo su legítimo lugar como Señor de nuestra vida, provocará finalmente a la ira de Dios. Pero el Señor, por su gran amor a toda la humanidad, no quiere que nadie pase la eternidad sin Él (2 P 3.9). Por tanto, sigue ofreciéndonos “las riquezas de su benignidad, paciencia y nobleza” y llamándonos al arrepentimiento. |
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |