pureza, justicia, verdad y bondad
2/12/2015
El apóstol encarga a los efesios, en el nombre y por la autoridad del Señor Jesús, que habiendo profesado el evangelio, no deben ser como los gentiles inconversos que andaban en la vanidad de su mente y en afectos carnales. ¿No andan los hombres en la vanidad de su mente por todos lados? ¿No debemos, entonces, enfatizar la distinción entre los cristianos reales y los nominales? Ellos estaban desprovistos de todo conocimiento salvador; estaban en tinieblas y las amaban más que a la luz. Les disgustaba y aborrecían la vida de santidad, que no sólo es el camino de vida que Dios exige y aprueba, y por el cual vivimos para Él, sino tiene alguna semejanza a Dios mismo en su pureza, justicia, verdad y bondad. La verdad de Cristo se manifiesta en su belleza y poder cuando aparece en Jesús.
La naturaleza corrupta se llama hombre; como el cuerpo humano tiene diversas partes que se apoyan y fortalecen entre sí. Los deseos pecaminosos son concupiscencias engañosas; prometen felicidad a los hombres pero los vuelven más miserables; los llevan a la destrucción, si no se someten y se mortifican. Por tanto, deben quitarse como ropa vieja y sucia; deben ser sometidas y mortificadas. Pero no basta con sacarse los principios corruptos: debemos tener principios de gracia. Por el hombre nuevo se significa la nueva naturaleza, la nueva criatura, dirigida por un principio nuevo, la gracia regeneradora, que capacita al hombre para llevar una vida nueva de justicia y santidad. Esto es creado o producido por el poder omnipotente de Dios. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |