De tal manera amó Dios al mundo
5/12/2015
Juan 3:14-18
Jesucristo vino a salvarnos sanándonos, como los hijos de Israel, picados por serpientes ardientes fueron curados y vivieron al mirar a la serpiente de bronce.. Obsérvese en esto la naturaleza mortal y destructora del pecado. Pregúntese a conciencias vivificadas, pregúntese a pecadores condenados, quienes dirán que, por encantadoras que sean las seducciones del pecado, al final muerde como serpiente. Véase el remedio poderoso contra esta enfermedad fatal. Cristo nos es propuesto claramente en el evangelio. Aquel a quien ofendimos es nuestra Paz, y la manera de solicitar la curación es creer. Si alguien hasta ahora toma livianamente la enfermedad del pecado o el método de curación de Cristo, y no recibe a Cristo en las condiciones que Él pone, su ruina pende sobre su cabeza. Él dijo: Mirad y sed salvos, mirad y vivid; alzad los ojos de la fe a Cristo crucificado. Mientras no tengamos la gracia para hacer esto, no seremos curados, sino seguiremos heridos por los aguijones de Satanás, y en estado moribundo. Jesucristo vino a salvarnos perdonándonos, para que no muriéramos por la sentencia de la ley. He aquí el evangelio, la verdadera, la buena nueva. He aquí al amor de Dios al dar a su Hijo por el mundo. Tanto amó Dios al mundo, tan verdaderamente, tan ricamente. ¡Mirad y maravillaos, que el gran Dios ame a un mundo tan indigno! -Aquí, también, está el gran deber del evangelio: creer en Jesucristo. Habiéndolo dado Dios para que fuera nuestro Profeta, Sacerdote y Rey, nosotros debemos darnos para ser gobernados y enseñados, y salvados por Él. He aquí el gran beneficio del evangelio, que quienquiera que crea en Cristo no perecerá mas tendrá vida eterna. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, y de ese modo, lo salvaba. No podía ser salvado sino por medio de Él; en ningún otro hay salvación. De todo esto se muestra la dicha del creyente verdadero: el que cree en Cristo no es condenado. Aunque ha sido un gran pecador, no se le trata según lo que merecen sus pecados. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |