Lucas 6:27-36
Estas son lecciones duras para carne y sangre, pero si estamos bien fundados en la fe del amor de Cristo, esto hará que sus mandamientos nos sean fáciles. Todo el que va a Él para lavarse en su sangre y conocer la grandeza de la misericordia y del amor que hay en Él, puede decir, veraz y sinceramente: Señor, ¿qué quieres que haga? Entonces sea nuestro propósito ser misericordiosos según la misericordia de nuestro Padre celestial para con nosotros. Sin esperar nada. éste es el distintivo del amor de los discípulos. Ni reconocimiento por parte de los hombres, ni alabanza, ni compensación. Incluso cuando el discípulo da prestado, no da para volver a recibir, sino sólo por deseo de ayudar. Dado que en el amor a los enemigos hay que renunciar a toda esperanza de correspondencia y de amor, por eso tal amor es el que mejor y más genuinamente representa el amor del discípulo de Jesús. Lo que mueve al discípulo a amar es sólo la voluntad de Dios, su reino, Jesús, el Maestro, y su palabra. El discípulo que cumple el precepto de amar a los enemigos, recibe gran recompensa. Es llamado hijo del Altísimo. Este título recibió Jesús en la anunciación del ángel. «éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre». El que cumple el precepto de amar a los enemigos, tiene participación en la filiación y en el reino de Jesús Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Archives
September 2023
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