EL FRUTO DE LA FE
8/25/2022
Santiago 2: 14-26
La fe sin obras es muerta 14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Se equivocan los que toman la sola creencia de nociones del evangelio por el todo de la religión evangélica, como hacen muchos ahora. Sin duda que la sola fe verdadera, por la cual los hombres participan en la justicia, expiación y gracia de Cristo, salva sus almas; pero produce frutos santos y se demuestra verdadera por sus efectos en las obras de ellos, mientras el solo asentimiento a cualquier forma de doctrina o creencia histórica de hechos difiere totalmente de la fe salvadora. La sola profesión de fe puede obtener la buena opinión de la gente piadosa, y en algunos casos, puede procurar cosas mundanas buenas, pero ¿de qué aprovecha a alguien si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿Puede esa fe salvarle? Todas las cosas deben ser contadas como provechosas o perjudiciales para nosotros, según tiendan a promover o a estorbar la salvación de nuestras almas. Este lugar de la Escritura muestra evidentemente que una opinión o asentimiento al evangelio, sin obras, no es fe. No hay manera de mostrar que creemos realmente en Cristo, sino siendo diligentes en buenas obras por motivo del evangelio y para propósitos del evangelio. Los hombres pueden jactarse los unos a los otros y enorgullecerse falsamente de lo que no tienen en realidad. No se trata sólo de conformarse a la fe sino de acceder a ella; no sólo de asentir la verdad de la palabra, sino del acceder a recibir a Cristo. Creer verdaderamente no es sólo un acto del entendimiento, sino una obra de todo el corazón. Por dos ejemplos se demuestra que la fe que justifica no puede ser sin obras: Abraham y Rahab. Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia. La fe que produce tales obras le llevó a favores peculiares. Entonces vemos, versículo 24, cómo es justificado el hombre por las obras, no por la sola opinión o declaración, o por creer sin obedecer, sino teniendo la fe que produce buenas obras. Tener que negar su propia razón, afectos e intereses es una acción apta para probar a un creyente. Nótese aquí, el maravilloso poder de la fe para cambiar a los pecadores. La conducta de Rahab probó que la fe de ella era viva y tenía poder; demostró que ella creía con su corazón y no solo por asentimiento intelectual. Entonces, pongamos atención que las buenas obras sin fe son obras muertas, carentes de raíz y principio. Todo lo que hacemos por fe es realmente bueno, porque se hace en obediencia a Dios y para su aceptación: cuando no hay fruto es como si la raíz estuviera muerta. La fe es la raíz, las buenas obras son los frutos y debemos ocuparnos de tener ambas. Esta es la gracia de Dios por la cual resistimos y a la cual debemos defender. No hay estado intermedio. Cada uno debe vivir como amigo de Dios o como enemigo de Dios. Vivir para Dios, que es consecuencia de la fe, que justifica y salvará, nos obliga a no hacer nada en su contra sino a hacer todo por Él y para Él. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |