El gran milagro
12/3/2013
El gran milagro
Juan 6:1-14 Juan narra el milagro de alimentar a la multitud para referirse al sermón que sigue. Obsérvese el efecto de este milagro sobre la gente. Hasta los judíos comunes esperaban que el Mesías viniera al mundo y fuese un gran Profeta. Los fariseos los despreciaban por no conocer la ley, pero ellos sabían más de Aquél que es el fin de la ley. Sin embargo, los hombres pueden admitir que Cristo es ese Profeta y aún hacer oídos sordos. Juan identifica el mar de Galilea con el nombre por el que era conocido cuando él escribió el evangelio. Tiberías, ciudad localizada en la orilla occidental del lago, fue fundada alrededor del año 20 d.C., así que el lago debe haber sido conocido por ese nombre durante el ministerio de Jesús. La segunda referencia de Juan a la fiesta de la pascua, probablemente un año después de la mencionada en 2.13, no requería que Jesús se dirigiera a Jerusalén, sino que en este caso sirvió de trasfondo a su discurso sobre el pan de vida (6.41-58). Aparte de la resurrección de Jesús, la alimentación de los cinco mil es el único milagro que se incluye en los cuatro Evangelios. De saber alguno dónde conseguir comida, ese hubiese sido Felipe, porque era de Betsaida, una aldea a unos catorce kilómetros y medio de distancia (1.44). Jesús probaba a Felipe a fin de fortalecer su fe. Al pedir una solución humana (sabiendo que no existía tal cosa), destacó el acto poderoso y milagroso que estaba a punto de realizar. Cuando Jesús preguntó a Felipe dónde comprar una enorme cantidad de pan, este empezó a calcular el costo probable. Jesús quería enseñarle que los recursos financieros no son los más importantes. Es posible que limitemos la obra de Dios en nosotros por suponer de antemano lo que es posible y lo que no. ¿Existe alguna tarea imposible que cree que Dios desea que haga? No permita que su evaluación de lo irrealizable le impida aceptar la tarea. Dios puede hacer algo milagroso; confíe en El en cuanto a la provisión de recursos. Se hace un contraste entre los discípulos y el niño que brindó lo que tenía. Contaban con más medios que el niño, pero como sabían que lo que tenían no era suficiente, no dieron nada. El niño entregó lo poco que tenía y eso fue lo que lo cambió todo. Si no ofrecemos nada a Dios, El no tendrá nada para usar. Pero puede tomar lo poco que tenemos y convertirlo en algo grande. Al efectuar sus milagros, Jesús por lo general prefería obrar a través de la gente. Aquí tomó lo que le ofrecía un niño y lo usó para llevar a cabo uno de los milagros más espectaculares narrados en los Evangelios. La edad no representa una barrera para Cristo. Nunca piense que es demasiado joven ni demasiado viejo para serle útil. Existe una lección en las sobras. Dios da en abundancia. Toma lo que podemos ofrecerle en cuanto a tiempo, habilidad o recursos y multiplica su eficacia más allá de nuestras expectativas más alocadas. Si da el primer paso poniéndose a la disposición de Dios, este le mostrará cuán grandemente puede utilizarlo para extender su reino. Comments are closed.
|
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |