Esperanza verdadera
11/11/2014
1 Pedro 1:3-9
La esperanza en el vocabulario mundano se refiere sólo a un bien incierto, porque todas las esperanzas mundanas son inestables, edificadas sobre arena, y las esperanzas del cielo que tiene el mundano son conjeturas ciegas y sin fundamento. Pero la esperanza de los hijos del Dios vivo es una esperanza viva; no sólo acerca de su objeto, sino también en su efecto. Vivifica y consuela en todas las angustias, capacita para enfrentar y superar todas las dificultades. La misericordia es la fuente de todo esto; sí, gran misericordia y misericordia múltiple. Esta bien cimentada esperanza de salvación es un principio activo y vivo de obediencia en el alma del creyente. El tema del gozo cristiano es la memoria de la felicidad puesta por delante. Es incorruptible no puede acabarse; es una fortuna que no se puede gastar. También es incontaminada lo que significa su pureza y perfección. Inmarcesible porque no es más o menos placentera a veces, sino siempre la misma, no cambia. Dichosos aquellos cuyos corazones pone el Espíritu Santo en esta herencia. Dios no sólo da gracia a su pueblo, pero lo preserva para gloria. Cada creyente siempre tiene algo en que puede regocijarse grandemente; esto debe demostrarse en el semblante y la conducta. El Señor no aflige por gusto aunque su sabio amor suele asignar pruebas agudas para mostrar el corazón de su pueblo y para hacerles el bien al final. El oro no aumenta por ser probado en el fuego, se vuelve menos; pero la fe se afirma y multiplica por las tribulaciones y aflicciones. La gloria de Dios y nuestra propia felicidad están tan unidas que si ahora buscamos sinceramente una, obtendremos la otra, cuando el alma ya no esté más sujeta al mal. La certeza de esta esperanza es como si los creyentes ya la hubieran recibido.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |