Humillaos, bajo la poderosa mano de Dios
8/17/2015
1Pedro 5:5-9
La humildad preserva la paz y el orden en todas las iglesias y sociedades cristianas; el orgullo la perturba. Cuando Dios da gracia para ser humilde, también da sabiduría, fe y santidad. Ser humilde y someterse a nuestro Dios reconciliado, trae más consuelo al alma que los deleites de la soberbia y la ambición. Pero es a su debido tiempo ; no en el tiempo que tú imaginas, sino en el tiempo que Dios ha establecido sabiamente. Él espera, y ¿no esperarás tú? ¡Cuántas dificultades superará la firme creencia en su sabiduría, poder y bondad! Entonces, humillaos bajo su mano. —“Echad toda vuestra ansiedad”, preocupaciones personales, angustias familiares, ansiedad por el presente, cuidados por el futuro, por vosotros mismos, por otros, por la iglesia, echadlo todo sobre Dios. Son cargas onerosas, y suelen ser muy pecaminosas cuando tienen sus raíces en la desconfianza y la incredulidad, cuando torturan y distraen la mente, nos anulan para el servicio e impiden que nos sintamos contentos en el servicio de Dios. El remedio es echar nuestra solicitud sobre Dios, y dejar todo suceso a disposición de su gracia y su sabiduría. La creencia firme en que la voluntad y los consejos divinos son correctos calma el espíritu del hombre. En verdad el piadoso suele olvidar esto, y se angustia sin necesidad. Remítelo todo a la buena disposición de Dios. Las minas de oro de todas las consolaciones y bienes espirituales son suyas y del Espíritu mismo. Entonces, ¿no nos dará lo que es bueno para nosotros, si humildemente esperamos en Él, y echamos sobre su sabiduría y amor la carga de proveernos? -Todo el plan de Satanás es devorar y destruir almas. Él siempre está maquinando a quien cazar para llevarlo a la ruina eterna. Nuestro deber claro es ser sobrios; esto es, gobernar al hombre exterior y al interior con las reglas de la temperancia. Velad: sospechar del peligro constante de este enemigo espiritual, evitar con atención y diligencia sus designios. Sed firmes, sólidos, por fe. El hombre no puede luchar en un cenagal, donde no hay un punto firme donde apoyar el pie; sólo la fe suministra un apoyo. Eleva el alma al sólido terreno de avanzada de las promesas, y allí se asegura. La consideración de lo que otros sufren es buena para animarnos a soportar nuestra parte en toda aflicción; en cualquier forma o por cualquier medio que Satanás nos ataque, podemos saber que nuestros hermanos han pasado por lo mismo. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |