LA ORACION DEL PASTOR
8/11/2013
LA ORACION DEL PASTOR
Juan 17:1-12 Todo este capítulo es la oración de Jesús. A partir de ella, aprendemos que el mundo es un tremendo campo de batalla donde las fuerzas bajo el mando de Satanás y las que están bajo la autoridad de Dios están en guerra. A Satanás y sus fuerzas los motiva un amargo odio hacia Cristo y sus fuerzas. Jesús oró por sus discípulos, incluyendo a quienes lo seguimos hoy en día. Pidió a Dios que guardase del poder de Satanás a sus creyentes escogidos, apartándolos y haciéndolos puros y santos, uniéndolos mediante su verdad. ¿Cómo obtenemos la vida eterna? Jesús nos lo dice aquí con claridad: conociendo a Dios el Padre a través de su Hijo, Jesucristo. La vida eterna requiere que los creyentes entremos a una relación personal con Dios en Jesucristo nuestro Señor. Cuando confesamos nuestro pecado y nos apartamos de él, el amor de Cristo vive en nosotros por medio del Espíritu Santo. Antes de que Jesús viniese a la tierra, era uno con Dios. En este momento, cuando su misión sobre la tierra casi ha acabado, Jesús pide a su Padre que lo restaurase a su lugar original de honor y autoridad. La resurrección y ascensión de Jesús, y la exclamación que hace Esteban al morir, atestiguan que Jesús sí volvió a su posición exaltada a la diestra de Dios. ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "he sido glorificado en ellos"? La gloria de Dios es la revelación de su carácter y su presencia. La vida de los discípulos de Jesús revelan su carácter y El está presente en el mundo a través de ellos. ¿Revela su vida el carácter y la presencia de Cristo? Nuestro Señor oró como hombre y como Mediador de su pueblo, aunque habló con majestad y autoridad, como uno e igual con el Padre. La vida eterna no podía ser dada a los creyentes a menos que Cristo, su fiador, glorificara al Padre y fuera glorificado por Él. Este es el camino del pecador a la vida eterna y cuando este conocimiento sea perfeccionado, se disfrutarán plenamente la santidad y la felicidad. La santidad y la felicidad de los redimidos son, en especial, la gloria de Cristo y de su Padre, que fue el gozo puesto delante de Él, por el cual soportó la cruz y despreció la vergüenza; esta gloria era el fin del pesar de su alma y al obtenerla se satisfizo completamente. Así somos enseñados que es necesario que glorifiquemos a Dios como prueba de nuestro interés en Cristo, por quien la vida eterna es la libre dádiva de Dios. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |