Mi escondedero y mi escudo
6/19/2014
Mi escondedero y mi escudo
Salmos 119:113-120 Aquí hay estremecimiento por la aparición del pecado, y de sus primeros comienzos. Mientras más amemos la ley de Dios, más alertas estaremos, no sea que los pensamientos vanos nos arrastren lejos de lo que amamos. Si queremos progresar en la obediencia de los mandamientos de Dios, debemos separarnos de los malhechores. El creyente no puede vivir sin la gracia de Dios, pero sostenido por su mano, será mantenida su vida espiritual. Nuestra santa seguridad se funda en el apoyo divino. Todo alejamiento de los estatutos de Dios es un error, y resultará fatal. La astucia de ellos es falsedad. Viene el día en que los impíos serán arrojados al fuego eterno, el lugar apropiado para la escoria. Véase lo que resulta del pecado. Los hipócritas no pueden decidirse entre lo bueno y lo malo. Cuando se tiene que obedecer a Dios, no existen términos medios, usted debe decidirse: le obedece o no. Hace lo que El quiere o hace lo que usted quiere. Decídase a obedecer a Dios y a decir junto con el salmista: "Amo tu ley". El salmista le pide a Dios entendimiento. La fe cobra vida cuando aplicamos las Escrituras a las tareas y preocupaciones diarias. Necesitamos entendimiento para discernir y también el deseo de aplicar las Escrituras donde necesitamos ayuda. La Biblia es como una medicina: solo actúa cuando la aplicamos en las áreas afectadas. Cuando lea la Biblia, esté alerta para las lecciones, mandamientos o ejemplos que puede poner en práctica. Una de las características de Dios es la veracidad. Personifica la verdad perfecta y, por lo tanto, su Palabra no puede mentir. Es verdadera y confiable para guiarnos y ayudarnos. La Biblia es completamente verdadera y digna de confianza. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |