Templo de Dios
8/29/2014
La muerte es sólo el comienzo de la vida eterna con Dios.
1 Corintios 3:16-23 De otras partes de la epístola surge que los falsos maestros de los corintios enseñaban doctrinas impías. Tal enseñanza tendía a corromper, a contaminar, y a destruir el edificio que debe mantenerse puro y santo para Dios. Los que difunden principios relajados, que hacen impía a la Iglesia de Dios, se acarrean destrucción a sí mismos. Cristo habita por su Espíritu en todos los creyentes verdaderos. Los cristianos son santos por profesión de fe y deben ser puros y limpios de corazón y de conversación. Se engaña el que se considera templo del Espíritu Santo, pero no se preocupa por la santidad personal o la paz y la pureza de la Iglesia. Tener una opinión elevada de nuestra propia sabiduría no es sino halagarnos y el halago de uno mismo es el paso que sigue al de engañarse uno mismo. La sabiduría que estiman los hombres mundanos es necedad para Dios. ¡Con cuánta justicia Él desprecia y con cuánta facilidad puede Él confundirlo e impedir su progreso! Los pensamientos de los hombres más sabios del mundo tienen vanidad, debilidad y necedad en ellos. Todo esto debe enseñarnos a ser humildes y ponernos en disposición para ser enseñados por Dios, como para que las pretensiones de la sabiduría y pericia humanas no nos descarríen de las claras verdades reveladas por Cristo. La humanidad es muy buena para oponerse al designio de las misericordias de Dios. La vida es tuya, para que tengas tiempo y oportunidad de prepararte para la vida del cielo; y la muerte es tuya para que puedas ir a poseerlo. Es el buen mensajero que te saca del pecado y de la pena y te guía a la casa de tu Padre. Las cosas presentes son tuyas para sustentarte en el camino; las cosas venideras son tuyas para deleitarte por siempre al final de tu viaje. Si pertenecemos a Cristo, y somos leales a Él, todo lo bueno nos pertenece y es seguro para nosotros. Él es el Señor de nosotros, debemos reconocer su dominio y someternos alegremente a su mandato. Dios en Cristo, reconciliando a sí mismos al mundo pecador, y derramando las riquezas de su gracia sobre un mundo reconciliado, es la suma y la sustancia del evangelio. Comments are closed.
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AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |