TEN CUIDADO, NO deseches AL QUE HABLA
4/15/2024
Hebreos 12:18-29 18 Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19 al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, 20 porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; 21 y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; 22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. 25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. 26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor. El monte Sinaí, en el que se formó el estado eclesiástico judío, era un monte que se podía tocar, aunque estaba prohibido hacerlo, un lugar que se podía sentir; así la dispensación mosaica era mucho en las cosas externas y terrenales. El estado evangélico es amable y condescendiente, adaptado a nuestra débil estructura. Bajo el evangelio todos pueden venir con audacia a la presencia de Dios. Pero los más santos deben desesperar, si son juzgados por la santa ley dada desde el Sinaí, sin un Salvador. La iglesia evangélica se llama Monte Sión; allí los creyentes tienen vistas más claras del cielo, y ánimos más celestiales. Todos los hijos de Dios son herederos, y cada uno tiene los privilegios de los primogénitos. Si se supone que un alma se une a esa gloriosa asamblea e iglesia de arriba, que aún no conoce a Dios, que todavía tiene una mentalidad carnal, que ama este mundo y estado de cosas presentes, que mira hacia atrás con una mirada persistente, llena de orgullo y astucia, llena de lujurias, tal alma parecería haber equivocado su camino, su lugar, su estado y su compañía. Se sentiría incómoda consigo misma y con todos los que la rodean. Cristo es el Mediador de este nuevo pacto, entre Dios y el hombre, para reunirlos en este pacto; para mantenerlos unidos; para rogar a Dios por nosotros, y rogarnos a nosotros por Dios; y finalmente para reunir a Dios y a su pueblo en el cielo. Este pacto se hace firme por la sangre de Cristo rociada sobre nuestras conciencias, como la sangre del sacrificio fue rociada sobre el altar y la víctima. Esta sangre de Cristo habla en favor de los pecadores; no pide venganza, sino misericordia. Mira, pues, que no rechaces su amable llamada y su ofrecida salvación. No rechaces al que habla desde el cielo, con infinita ternura y amor; pues, ¿cómo pueden escapar los que se apartan de Dios por incredulidad o apostasía, mientras él les suplica tan bondadosamente que se reconcilien y reciban su eterno favor? El hecho de que Dios trate a los hombres bajo el Evangelio en forma de gracia, nos asegura que tratará a los despreciadores del Evangelio en forma de juicio. No podemos adorar a Dios aceptablemente, a menos que lo adoremos con reverencia y temor piadoso. Sólo la gracia de Dios nos permite adorar a Dios correctamente. Dios es el mismo Dios justo y recto bajo el evangelio que bajo la ley. La herencia de los creyentes está asegurada para ellos; y todas las cosas que pertenecen a la salvación se dan gratuitamente en respuesta a la oración. Busquemos la gracia, para poder servir a Dios con reverencia y temor piadoso. Comments are closed.
|
AuthorEscrito Por La Pastora Trini Ildefonso Ministerio LRC Categories |